1927, Lunes, 21 de marzo
Mi cerebro está en feroz actividad. Quiero entregarme a mis libros como si tuviera conciencia del paso del tiempo; de la vejez y de la muerte. ¡Ah qué bellas son algunas partes de Al faro! Suaves y flexibles, a mi juicio profundas, y hay páginas enteras en las que no se encuentra una palabra errónea. Esto es lo que opino en lo referente a la cena y a los niños en la barca; aunque no con respecto a Lily en el jardín. Esto último no me gusta mucho. Pero el final me gusta.